Al despertar chocas con la rutina.
Un día más: tranquilo o, quizás, agitado.
Cuando llegas al baño, hay un espejo
que te refleja aún con cara de sueño.
Un bostezo sonoro y
prolongado
te hace creer que todavía es muy temprano.
El día está nublado. Hay que ir a la compra
pues la nevera es un paisaje desolado.
En él tiembla un aguacate, casi congelado.
Tres limones helados y agua mineral.
O sales o tendrás que enfrentarte
a un día más de ayuno y abstinencia.
En el frutero descubres dos naranjas.
¡Qué alegría, mejor lo dejo para mañana!
Pues sí, voy a salir pero iré a Madrid.
Puede llover: las nubes amenazan.
¡Mejor me quedo en casa y archivo las facturas!
Acaba de salir el sol, igual no llueve…
Puede que no le importe a Teresa salir
pero la llamas y hoy vienen sus hijos a comer.
Preparas tu mochila con la cámara
y te quedas pensando que los cielos nublados
están
cargados de misterio:
por fin hay un motivo para salir de casa.
De repente, un brillo se fija en tu mirada.
Hay algo claro y sugerente que te alienta.
Te sientes viva. Estás contenta.
Lo inesperado te aguarda.
Lo sientes a dos pasos de tu puerta.
Alcalá de Henares,3 de agosto de 2015
JUEGO DE LA PALABRA DADA
PALABRA: FOTOGRAFÍA
DADORA: F. G. Menéndez
Texto e imágenes realizadas por Franziska